Sex I

Pues si, esta es la sorpresa. Algo tan explicito e implícito en nuestra sociedad y algo tan importante en las relaciones de pareja, se merece varios capitulos. Aún no tengo decididos cuantos serán... cuestión de inspiración, supongo.

Un poco de Historia:

En Babilonia, Egipto y Grecia el sexo se vivía de forma libre y sin prejuicios, con el placer como meta. Después, Roma y el cristianismo lo llenaron de prohibiciones que han llegado hasta nuestros dias.

Para las civilizaciones mesopotámicas el coito se consideraba un gesto sagrado y el orgasmo el medio más rápido de estar cerca de los dioses.
En Egipto el amor físico se vivía con naturalidad, sin prejuicios ni sentimiento de culpa. La desnudez era algo normal. Su posición favorita era de pie, ya que la cama como tal fue inventada unos siglos mas tarde y la postura del misionero reultaba incómoda sobre el suelo.
En Grecia el sexo estaba muy organizado: había prostitutas, hetairas(una especie de chicas de compañía) y esposas, que su cometido era principalemnte la procreación. El gobierno ateniense proveía de esclavas a sus ciudadanos para preservar la castidad de las mujeres libres.

Con los romanos la libertad sexual acabó, y consideraban indecente hacer el amor en una estancia iluminada o que una mujer enseñase los senos. La Roma de los últimos tiempos del Imperio dio comienzo a una época de represión sexual que el cristianismo llevó hasta sus últimas consecuencias. Amparándose en el Derecho Natural, esta religión convirtió la negación del placer en Ley Universal, prohibiendo la bisexualidad y todo lo que tuviera que ver con disfrutar del cuerpo.
La Reforma protestante y la contrareforma católica en el siglo XVI pusieron el sexo aun mas dificil, considerándolo pecado mortal. La belleza femenina se veia como algo diabólico y la desnudez debia evitarse a toda costa. El acto sexual se practicaba en la postura del misionero, lo mas aspero posible, en forma de penetración violenta con eyaculación ultrarrápida. Las demás posturas, consideradas contra natura y peligrosas, podían provocar la cólera divina y dar lugar a engendrar hijos deformes.

Después las revoluciones del siglo XVIII (americana, francesa e industrial) impusieron la razón y la ciencia sobre la superstición en muchos ámbitos de la vida, pero no lograron desterrar los prejuicios sobre el sexo, que siguieron vigentes en la sociedad burguesa. A partir de la erradicación de enfermedades venéreas , la revolución sexual y mental de mayo del 68 y el feminismo se empezaron a ventilar las habitaciones del erotismo, contaminadas por los tabús, represión y machismo durante milenios.